Nueva Zelanda ha lanzado un marco de confianza para la identidad digital, un paso crucial hacia la transformación digital del país.
Los efectos del sharenting en la construcción de la identidad digital de niños y adolescentes
Las redes sociales y los dispositivos móviles, cada vez más cómodos y avanzados, se han convertido en extensiones del yo que, en el caso de la identidad digital de los menores de edad, tiene profundas consecuencias.
Marcos legales para proteger la privacidad del menor
T
odas las grandes regulaciones y textos internacionales que protegen a los niños colocan su privacidad en el centro. El Reglamento General de Protección de Datos (General Data Protection Regulation, GDPR) indica que “los niños merecen una protección específica de sus datos personales”; la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, en su Artículo 16, dice que “ningún niño será objeto de injerencias arbitrarias o ilegales en su vida privada» y la ley estadounidense conocida como COPPA (Children’s Online Privacy Protection Act o Ley de Protección de la Privacidad en Línea de los Niños) establece rígidos parámetros sobre cómo se debe tratar la información de los menores y cómo se ha de informar a los adultos sobre el almacenamiento y el alcance de la misma.
Identidades digitales controladas por adultos
El fenómeno digital conocido como ‘sharenting’, que se obtiene de la combinación de las palabras en inglés «share» (compartir) y «parenting» (crianza), nace alrededor de la práctica de los padres de compartir en exceso información sobre sus hijos en las redes sociales y otras plataformas en línea. La falta de pudor lleva a publicar verdaderos diarios de los niños que exponen momentos sensibles, que pueden ser compartidos sin control y que permanecen en la red por tiempo indefinido, por lo que el impacto a largo plazo es difícil de medir.
Al hablar de “información”, nos estamos refiriendo también a datos personales, muy concretos, como nombres completos, lugares de residencia, escuelas y actividades diarias, cuya propagación puede hacer que los niños sean más vulnerables al acoso, al robo de identidad digital o incluso a personas con intenciones violentas.
El impacto en la autoestima y la reputación de los menores es otra de las consecuencias que más hay que tener en cuenta, puesto que las publicaciones en línea pueden influir en su autoconcepto y desarrollo de identidad. A medida que crecen, los niños se sentirán incómodos o avergonzados por la sobreexposición de su vida personal. También podría haber efectos negativos si sienten que se está utilizando su imagen o sus logros para obtener aprobación o validación de los demás o con fines comerciales.
A medida que los niños crecen y son más conscientes de hasta dónde llega todo lo compartido por sus padres o tutores, un sentimiento de falta de control, invasión de la privacidad y falta de autonomía sobre su propia imagen y su narrativa puede ir anidando en ellos. Todas estas imágenes, textos y materiales, momentos banales y otros más importantes que tienen que ver con educación o salud, serán difíciles de gestionar o eliminar a largo plazo, apuntalando una huella digital permanente y socavando la imagen pública de los afectados.
Sharenting: motivaciones y consecuencias
En el estudio de 2022 “From the Cradle to the Web: The Growth of Sharenting”1 (De la cuna a la web, el crecimiento del sharenting), se analizan casi 300 publicaciones que tratan este tema y se centran en dos aspectos. En primer lugar, cómo cambia la perspectiva del niño al llegar a la adolescencia sobre las publicaciones que han hecho sus padres, al experimentar contradicciones entre la imagen que intentan construir en línea y estos posts, lo que puede generar situaciones incómodas o peligrosas, especialmente cuando utilizan Internet como plataforma para construir su identidad. Incluso pueden verse “influenciados por los estereotipos e identidades creados por sus padres en lugar de tener la libertad de expresarse”. En segundo lugar, cuáles son los mecanismos que llevan a padres y madres a intervenir de esta manera en la historia de vida de sus hijos: desde un sentimiento de conexión y comunidad, en principio inofensivo, a una necesidad de validación y reconocimiento que les reafirmen en su rol como criadores.
Otro informe2 reciente revela que las motivaciones para esta práctica son “diversas” e incluyen “la recopilación de recuerdos, mantenerse conectado con familiares y amigos, obtener afirmación y apoyo, intercambiar consejos sobre desafíos de crianza y gestionar la impresión de ser buenos padres”. De manera relevante, también analiza cómo la mediación de los padres en la utilización de Internet por parte de los hijos influye en el fenómeno del sharenting. Tanto en aquellos casos de progenitores que restringen su uso como en los que animan a los menores a descubrir el mundo a través de él, el sharenting se produce en menor medida o no se produce en absoluto, comparando con los que no aplican ningún tipo de estrategia, ni restrictiva ni permisiva.
En general, el vínculo entre imágenes comerciales y menores de edad produce rechazo, lo cual no deja de ser una paradoja en tiempos en los que el sharenting ha pasado al siguiente nivel con padres y madres que comparten la vida de sus hijos para promocionar marcas y obtener rédito económico, ya que esta exposición necesita de seguidores fieles que transformen la información en beneficios.
Y es que nos debemos preguntar cuando deseamos compartir momentos de la vida de un menor en redes si prevalecerá el interés superior del niño. Siempre habría que pedir permiso y reflexionar sobre las líneas que separan actos cotidianos que parecen inocuos de explotación infantil.
Consejos para proteger su yo digital
Pantallas Amigas, una asociación que trabaja por el “fomento de la ciudadanía digital responsable en la infancia y la adolescencia”, establece una serie de consejos básicos para lograr el equilibrio entre los beneficios de la red y la protección de los menores. Entre ellos:
- Subir el contenido en cuentas de adultos y no en cuentas propias de los niños creadas exprofeso.
- Tener en cuenta su criterio y no publicar nada contra su voluntad.
- Salvaguardar su imagen, por ejemplo, publicando siempre imágenes en las que estén vestidos.
- Leer y entender las políticas de privacidad de cada red social.
- Activar las alertas de los buscadores para monitorizar la información sobre los menores que pueda escapar a nuestro control.
- No compartir ubicaciones en tiempo real.
En una sociedad que avanza a más velocidad de la que podemos controlar, es importante que los padres consideren cuidadosamente los efectos a largo plazo del sharenting y tomen decisiones informadas sobre qué es lo que comparten en línea sobre sus hijos, respetando su privacidad y protegiendo su seguridad. Los menores de edad no nos pertenecen, no son proyectos de personas, sino individuos completos que necesitan de la protección de los adultos. Para que lleguen a construir una identidad sana y responsable han de contar con la experiencia y el criterio de adultos que no antepongan sus intereses o las recompensas a corto plazo que pueda proveer una red social.
1 From the Cradle to the Web: The Growth of Sharenting | Ilaria Cataldo, An An Lieu, Alessandro Carollo , Marc H. Bornstein , Giulio Gabrieli , Albert Lee, Gianluca Esposito. 7 de abril, 2022.
2 The Privacy Paradox by Proxy: Considering Predictors of Sharenting | Niamh Ní Bhroin, Thuy Dinh, Kira Thiel, Claudia Lampert, Elisabeth Staksrud, Kjartan Ólafsson. 29 de marzo, 2022.