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Tácticas de prevención del fraude en alquileres vacacionales

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Tácticas de prevención del fraude en alquileres vacacionales

Los marketplaces de alquiler vacacional han cambiado el paisaje de las ciudades, poniendo patas arriba el enfoque tradicional del turismo. La expansión de esta industria, no obstante, es un imán para el fraude, del que se tienen que defender huéspedes y anfitriones.

U

n concepto que revolucionó los viajes

Las grandes plataformas de alquiler vacacional han experimentado un crecimiento exponencial en solo unos años, con Airbnb a la cabeza. Lo que comenzó como una propuesta de alquileres baratos o singulares para viajes cortos se ha convertido en auténtico protagonista del sector turístico. Para hacernos una idea de esta influencia, solo tenemos que fijar la vista en algunos datos. 

  • Airbnb está presente en 100000 ciudades de todo el mundo, con 7 millones de anuncios que ofrecen estancias en una inabarcable variedad de alojamientos, desde villas a iglús. 
  • Además, esta plataforma registra cerca de 400 invitados cada 2 minutos. 
  • Vrbo, fuertemente posicionada en Estados Unidos, crece también a buen ritmo fuera de este país. España es su principal mercado en Europa, con 1,2 millones de huéspedes anuales. 
  • Grandes operadores como Booking se han sumado a la gestión de alquiler vacacional entre particulares, ofreciendo una enorme oferta dentro de sus 29 millones de alojamientos disponibles. 
  • Se espera que el sector ingrese casi 97 mil millones de dólares en 2023. 
Brechas de seguridad 

Aunque normalmente las transacciones entre huéspedes y anfitriones se basan en la honestidad, de vez en cuando aparecen grietas que cuestionan la seguridad de esta nueva forma de entender los viajes. Ambas partes se enfrentan a fraudes y engaños, por lo que conviene conocer los métodos para defenderse y saber detectar las banderas rojas. 

El funcionamiento de estos marketplaces se basa, sobre todo en el modelo Airbnb, en la publicación de perfiles más o menos profusos en los que el huésped puede conocer cómo es el alojamiento, así como hasta dónde llega la implicación de los anfitriones y el trato que dispensan. Incluso existe la posibilidad de abrir un chat, para que ambas partes resuelvan sus dudas. No obstante, si las fotos no parecen “naturales”, o incluso se detecta que proceden de buscadores como Google, entonces hay una razón para sospechar. En la actualidad, es bastante fácil comprobar que un lugar existe y si se halla en una ubicación concreta. Cuando las descripciones son pobres en detalles o están escritas con un lenguaje limitado y plagado de errores, también debemos elevar la alerta. Otros factores que pueden ser indicativos de una estafa son las ofertas demasiado buenas para ser reales, con precios y condiciones claramente fuera de mercado, o la negativa del anfitrión para ampliar datos sobre las características del alojamiento o sobre las condiciones de check in. También la ausencia de opiniones de anteriores usuarios debe hacernos desconfiar. 

Existen otras señales de peligro todavía más contundentes, cuando el anfitrión nos invita a realizar adelantos fuera de la plataforma, en efectivo o a través de terceros, o llega a enviarnos enlaces sospechosos por SMS o email. En ocasiones, estos enlaces se envían tras informar al huésped de que su reserva se ha cancelado por un error técnico y que para recuperarla debe abonar una cantidad a través de transferencia, proveedores tipo Bizum o medios que imitan medios de pago legítimos. Para los anfitriones, alojar a completos desconocidos en sus propiedades tampoco está libre de peligros. Las plataformas ofrecen facilidades para extraer la máxima información posible de los futuros invitados. Aun así, los fraudes también se producen en esta dirección. Los delincuentes utilizan técnicas de ingeniería social para hacerse pasar por otra persona y realizar pagos fantasma en reservas que nunca llegarán a disfrutar o, en el caso de huéspedes “reales”, hacen copias de las llaves sin permiso de los dueños, chantajean con las reseñas, tan importantes para posicionarse en las webs, y solicitan devoluciones. 

Tecnología que ayuda a huéspedes y anfitriones 

Para prevenir estas brechas de seguridad, la industria de los alquileres vacacionales tiene mucho que aprender de la banca o el sector financiero, donde están muy asentados los protocolos Know Your Customer (Conozca a su cliente o KYC). La identificación digital de la identidad y el cruce de datos con listas de morosos o con los archivos de otras plataformas puede ahorrar muchos quebraderos de cabeza a huéspedes y anfitriones. De hecho, desde Airbnb ya se han puesto en marcha nuevas funciones de seguridad, espoleados por las quejas que provocaban las fiestas en los alojamientos, a veces con cuantiosas pérdidas económicas por los desperfectos causados y denuncias de los vecinos. Las nuevas opciones de verificación de la identidad estaban disponibles en 35 países a finales de 2022, y se espera que llegue a la práctica totalidad de los alojamientos a lo largo de este año 2023. Con estas actualizaciones, se pretende que los huéspedes tengan que facilitar más información que antes en el momento del alta, de manera que no haya dudas a la hora de enlazar un perfil con una persona concreta. A la habitual petición de datos personales se añaden otras pruebas como fotos tomadas en tiempo real o registros de documentación frente a la cámara, métodos ya habituales en el onboarding bancario. La aplicación utilizará diversos factores para estimar los perfiles de los usuarios que son más propensos a organizar fiestas en lugares que no les pertenecen. Los sistemas de seguridad incluyen cruce de historial de reseñas positivas y negativas del usuario, análisis del tiempo que ha pasado desde que el usuario se unió a la plataforma, la duración del viaje que se llevará a cabo, la distancia entre el punto de partida y el lugar alquilado, el día de la semana en que se contacta con el servicio, y otros rasgos relevantes. Según Airbnb, estas mejoras han conseguido en pocos meses reducir drásticamente los incidentes. Y es que, hasta ahora, darse de alta en este tipo de servicios era tan fácil como hacerlo en una red social, con el matiz de que aquí se establecen relaciones donde está en juego propiedad privada y dinero.  

Los marketplaces de alojamientos vacacionales se han dado cuenta de la importancia de una correcta verificación del usuario. Ser transparentes en los términos del acuerdo y comunicar confianza a través de prácticas actualizadas de seguridad evitará fraudes y abusos. 

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