El KYC o Conozca a Su Cliente puede fortalecer la relación con los aficionados y asegurar interacciones más seguras y transparentes.
Nuevos retos en KYC para la banca digital
L
a digitalización de la banca tradicional y el ascenso de las Fintech ha propiciado un perfil de usuario exigente, que entiende que puede completar un proceso con su entidad bancaria desde cualquier dispositivo y en cualquier momento, y obtener los resultados en tiempo real. Para que todo el engranaje se adapte a las nuevas necesidades, las compañías están poniendo en funcionamiento multitud de soluciones de identificación y verificación de la identidad, a través del rápido escaneo de una foto o un recibo, por ejemplo, que por una parte facilitan la vida de los clientes, pero por otra exigen un esfuerzo mayor de las empresas para cumplir con toda la normativa anti fraude y gestionar la gran cantidad de nuevas contrataciones.
La evaluación de riesgos, concesión de préstamos y aperturas de cuentas son procesos susceptibles de ser automatizadas, si bien el trabajo de backoffice todavía exige mucho trabajo manual y los bancos, en consecuencia, han tenido que incrementar sus contrataciones de personal. Las oficinas se vacían, pero se recurre a centros externos. Recordemos que estamos en plena recuperación económica; los bancos se están adaptando a marchas forzadas a los nuevos desafíos, tratando de ofrecer los mismos servicios que antes y una experiencia de cliente lo menos abrupta posible. El reto que ha supuesto adaptar las empresas en tiempo récord al trabajo en remoto ha puesto a prueba la imaginación de la banca, que tiene que reconfigurar sus oficinas, pensar nuevos espacios, reestructurar qué servicios ofrecen y cómo, etc.
La revisión de documentos y bases de datos absorbe una enorme cantidad de medios. La normativa referente a compliance se actualiza constantemente, forzando a un sector tan regulado como los bancos a dedicar mucho tiempo y dinero cumplir con todos los imperativos. Se estima que, desde la crisis económica de 2008, el coste del cumplimiento normativo para las entidades ha aumentado un 60%1, con aproximadamente 1 de cada 10 empleados de banca dedicándose a ello, y una inversión que puede llegar al 10% de sus ingresos2. Las grandes corporaciones todavía albergan temores hacia la automatización, y que esta perjudique la calidad del trabajo.
El intenso escrutinio de los reguladores sobre la calidad de los informes de DDC (Debida Diligencia del Cliente), esencial para establecer cualquier relación comercial, da lugar a que los bancos y Fintechs contraten grandes equipos enfocados en estas tareas. Estos equipos evalúan los riesgos y elaboran informes y muchas de las comprobaciones que llevan a cabo todavía se hacen de forma manual. Los costes de estas comprobaciones manuales pueden llegar a un 70% del presupuesto del área de compliance para los bancos tradicionales y hasta un 90% en el caso de las Fintech. Aunque las instituciones utilizan terceros para todas estas gestiones, en ocasiones necesitan un proveedor para cada proceso (chequeo de listas de vigilancia, ID&V, etc), lo que aumenta el gasto exponencialmente.
El sector financiero debe valorar, no obstante, que dedicar esfuerzos a la aplicación de los procesos KYC (Know Your Customer) y monitorización de AML (Anti-Money Laundering) es una oportunidad de apuntalar su reputación y adquirir conciencia de su responsabilidad corporativa.
Utilizar un proveedor externo que se ocupe de todas las partes del proceso es una buena opción para mejorar la eficiencia, no solo en el onboarding, sino en toda la relación del cliente con la empresa. En un proceso integral y continuo de KYC, en el que se verifique cada punto de interacción, aportará valor al usuario, previniendo los casos de mulas de dinero (personas utilizadas como intermediarias para el blanqueo de capitales) o phishing. Tengamos en cuenta que los casos de suplantación de identidad aumentaron un 42% en 20203, comparando los datos con los del años anterior. Si hablamos del blanqueo de capitales, se calcula que se “lava” cada año entre el 2% y el 5% de la economía global; es decir, entre 740.000 y 2 billones de euros. Solo en Europa, estas cifras ascienden a casi 200.000 millones de euros. Sin duda el incremento mayúsculo de las transacciones digitales asociadas a la “nueva normalidad” y el trabajo en remoto son determinantes para que estos números sean estratosféricos.
1 Regulatory productivity | Dilip Krishna. Deloitte
2 Rising compliance costs are hurting customers, banks say | Laura Alix. Bloomberg. 12/04/2017
3 Enfoque holístico para combatir los delitos financieros | James Mirfin. Refinitiv. 10/09/2021