Nueva Zelanda ha lanzado un marco de confianza para la identidad digital, un paso crucial hacia la transformación digital del país.
Web 3.0: la descentralización sostiene el nuevo concepto de Internet
Aunque la Web 3.0 no responde a una definición concreta, los expertos coinciden es que es un nuevo espacio que busca empoderar a los usuarios. Para ello, explora las posibilidades de la descentralización y la Inteligencia Artificial.
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agamos un breve ejercicio de historia. La web 2.0 supuso un cambio radical con respecto a la primitiva web 1.0, al permitir la interacción entre usuarios. Se solía decir que en la Web 2.0 nosotros solo éramos el “producto”. Las empresas, para poder ofrecernos un contenido más personalizado, comenzaron a recopilar ingentes cantidades de datos. El dilema estaba en que, en teoría, esta recopilación de datos optimizaba todo aquello que se nos mostraba, pero en la práctica no era más que mercadeo entre portales y anunciantes, lo que nos hacía cada vez menos dueños de nuestras decisiones.
En el nuevo paradigma Web 3.0, sin embargo, somos propietarios y gestores de nuestro contenido y, lo que es más importante, de nuestra identidad digital.
Futuro descentralizado para conseguir un mayor dominio sobre la identidad digital
La descentralización, cada vez más popular, especialmente en ámbitos como el mercado de las criptomonedas, se erige como uno de los pilares esenciales en el desarrollo de la Web 3.0. A diferencia del modelo centralizado tradicional, donde instituciones y empresas ostentan el control sobre los datos y la información que recibimos, la descentralización busca potenciar a individuos y comunidades, otorgándoles un mayor dominio sobre sus activos digitales y su identidad en línea. En la Web 3.0, esta descentralización se materializa a través de tecnologías como la cadena de bloques (blockchain), que proporciona un registro transparente e inmutable. Al eliminar intermediarios, fomenta la confianza, la seguridad y la privacidad en las interacciones en línea.
Esta transición hacia un internet descentralizado promete transformar no solo nuestra forma de interactuar en la web, sino también la estructura misma de la economía digital y la gobernanza en línea.
A través de algoritmos criptográficos, los usuarios pueden generar firmas digitales exclusivas y certificaciones que validan su identidad sin revelar información delicada. Este enfoque asegura que los usuarios conserven la propiedad y el control de su identidad, disminuyendo el riesgo de filtraciones de datos, fraudes y robos.
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DAOs: tecnología humanista para empoderar a las personas
Las tradicionales estructuras empresariales están siendo desplazadas por un nuevo paradigma conocido como DAO (Organización Autónoma Descentralizada o Decentralized Autonomous Organization). Estas entidades operan de manera autónoma a través de contratos inteligentes en una blockchain, ejecutando decisiones basadas en reglas predefinidas y prescindiendo de la necesidad de una autoridad centralizada. De esta forma, gobiernos y legados familiares que proyectaban su influencia sobre marcas y empresas, se vuelven obsoletos.
Dentro de un DAO, los participantes tienen la capacidad de proponer y votar sobre acciones y decisiones que afectan el rumbo de la organización. Todas las operaciones del DAO están inmersas en contratos inteligentes, ofreciendo transparencia y verificación a cada miembro de la red blockchain en la que opera.
Su naturaleza libre de ataduras representa uno de los pilares fundamentales de la filosofía de la Web 3.0, que busca depositar la confianza en los usuarios y disminuir la dependencia de intermediarios centralizados.
Los DAOs encuentran aplicaciones en diversos contextos, desde la gobernanza de proyectos de criptomonedas hasta la toma de decisiones en comunidades descentralizadas y la administración de fondos. Estos son algunos de los casos de uso más relevantes:
- Gobernanza de proyectos de criptomonedas. Muchos proyectos de criptomonedas permiten a los titulares de tokens participar en la toma de decisiones a través de votaciones en DAOs. Esto puede incluir decisiones sobre actualizaciones de protocolos, cambios en la emisión de tokens, y otras cuestiones clave de gobernanza.
- Comunidades descentralizadas. Los DAOs también están siendo utilizadas para administrar y tomar decisiones en comunidades descentralizadas. Estas comunidades pueden abarcar desde espacios creativos como el arte y la música hasta comunidades de código abierto que colaboran en el desarrollo de software.
- Administración de fondos y recursos. Pueden ser utilizados para administrar fondos y recursos de manera transparente y democrática. Esto es especialmente relevante en el ámbito de las inversiones y la financiación colectiva, donde los participantes pueden votar sobre cómo se distribuyen los fondos.
- Proyectos de arte y coleccionables digitales. En el mundo del arte digital y los Tokens No Fungibles (NFTs, Non Fungible Tokens), los DAOs pueden ser utilizados para tomar decisiones sobre la creación, distribución y propiedad de obras de arte digitales y otros coleccionables.
- Gobernanza en juegos en línea. Los DAOs también se están utilizando en la industria de los videojuegos para permitir a los jugadores influir en el desarrollo y la evolución de los juegos en línea, desde cambios de reglas hasta decisiones sobre actualizaciones y expansiones.
- Organizaciones sin fines de lucro y proyectos de impacto social. Las DAOs ofrecen un modelo de toma de decisiones más abierto y transparente para organizaciones sin fines de lucro y proyectos de impacto social. Esto puede implicar la distribución de fondos y la planificación estratégica en el ámbito de la filantropía y la ayuda humanitaria.
En cada uno de estos casos, los DAOs permiten la toma de decisiones de manera transparente y basada en reglas predefinidas, lo que disminuye la necesidad de una autoridad centralizada. Esto empodera a los miembros de la organización y contribuye a la creación de ecosistemas más inclusivos y participativos en la Web 3.0.
Una de las consecuencias de esta visión es que posiblemente se acabará de una vez por todas con los juicios sobre lo que es “información” veraz y relevante y lo que no lo es. Y es que, en los últimos tiempos, con el auspicio de las redes sociales, se ha impuesto una nueva forma de censura etiquetando a ciertos discursos de “desinformación”, lo que ha contaminado la libertad de expresión hasta límites insospechados.
La identidad digital y el verdadero yo
Nuestra huella digital no estará vinculada necesariamente a la persona que somos en el mundo físico. Desde dejar un like a comprar un producto en Amazon podrá quedar oculto por la cadena de bloques, desterrando la visión de un internet construido a base de información permanente.
La idea detrás de Web 3.0 es que la web será más «inteligente» (y democrática) y podrá entender el significado de la información en línea. Es lo que se conoce como web “semántica”, un espacio no solo presenta datos de manera estática, sino que también los interpreta y procesa de manera dinámica, otorgándoles un contexto y un significado más profundo. Esto permitirá que los internautas encuentren información de forma más precisa y completa.
El siguiente nivel en seguridad digital
Además de en un mayor poder de decisión y un acceso a la información más inteligente, la Web 3.0 tendrá una influencia determinante sobre la propia seguridad en la red. Con las tasas de fraude y ataques cibernéticos en aumento constante, una estructura dividida en nodos dispersos, sin autoridad central, ayudará a que la integridad de los sistemas se mantenga ante una crisis. Este enfoque supone un avance muy relevante sobre el Internet 2.0, cuya dependencia de enormes servidores era pasto para los hackers.
Este cambio de paradigma no solo redefine la interacción en la web, sino también la manera en que percibimos y utilizamos la información en línea. La Web 3.0 nos invita a ser protagonistas activos en un espacio digital más inclusivo y participativo, donde la confianza y la autonomía son pilares fundamentales.
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