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Australia frente a las redes sociales: ¿Prohibir el acceso a menores de 16 años es la solución?
El gobierno australiano ha propuesto una legislación que prohibiría el uso de redes sociales a menores de 16 años, con el objetivo de mitigar los efectos negativos que estas plataformas podrían tener en la salud mental de los jóvenes.
L
a iniciativa, una de las más estrictas a nivel mundial, busca posicionar la edad mínima para acceder a redes sociales al mismo nivel que otros hitos legales en el país, como la edad para conducir o enlistarse en el ejército. Sin embargo, esta propuesta ha generado un debate entre quienes la consideran necesaria para proteger a los menores y quienes advierten sobre sus posibles consecuencias negativas.
¿En qué consiste la propuesta?
El plan asigna la responsabilidad a las plataformas de redes sociales para evitar que menores de 16 años accedan a sus servicios, mediante sistemas de verificación de edad más rigurosos. Las empresas que no cumplan con esta norma podrían enfrentar sanciones económicas, de hasta 50 millones de dólares, aunque los padres y adolescentes no serían penalizados.
Las nuevas medidas modifican un marco existente, la Ley de Seguridad Online, y también abarca los sitios pornográficos, que también deberán aplicar métodos de verificación de edad para evitar el acceso de menores de 18 años.
La medida no contempla excepciones para adolescentes que ya tengan cuentas activas en redes sociales ni permite el acceso bajo consentimiento parental para los menores de la edad establecida.
El gobierno planea un periodo de adaptación de un año antes de la entrada en vigor de la ley y ha señalado que ciertas plataformas, como YouTube Kids, podrían estar exentas.
La sensación de “prisa” que transmite el proyecto, cuya base legislativa estará aprobada en breve, aunque los ensayos sobre los métodos de verificación no se harán públicos hasta al menos la mitad de 2025, ha hecho recelar a las grandes tecnológicas como Meta y a los grupos de derechos digitales, que reclaman un debate con participación de todas las partes. Estos grupos afirman que el gobierno se está aprovechando de los miedos de los padres para aprobar leyes coercitivas.
Por qué las redes sociales están en el centro de la diana
Los estudios que vinculan el uso de redes sociales con problemas de salud mental, como ansiedad, depresión y trastornos alimentarios son cada vez más numerosos. Según una amplia investigación1 publicada en 2023, y es solo un ejemplo:
- Hasta el 95% de los adolescentes entre 13 y 17 años utilizan redes sociales.
- Más de un tercio de ellos las usa «casi constantemente».
- Adolescentes que usan redes sociales más de 3 horas diarias tienen el doble de riesgo de presentar síntomas de depresión y ansiedad.
- Existe una correlación entre la exposición a contenido sobre autolesiones y suicidios en redes sociales y la normalización de estos comportamientos.
En este contexto, establecer una edad mínima más alta se percibe como una estrategia válida para proteger a los jóvenes en etapas críticas de desarrollo.
La propuesta también ha sido descrita como un respaldo para que los padres puedan limitar el acceso de sus hijos a estas plataformas, especialmente ante la presión social que enfrentan los adolescentes por estar conectados. Además, algunos especialistas ven en esta política una oportunidad para reducir la exposición de los menores a contenido potencialmente dañino o inapropiado, como hemos señalado más arriba.
Sin embargo, diversos sectores han expresado reservas sobre la efectividad y las posibles consecuencias de la prohibición. Por un lado, la prohibición podría ser una barrera para que los adolescentes aprovechen oportunidades importantes que las redes sociales ofrecen, como el acceso a apoyo emocional, la conexión con comunidades afines y el desarrollo de habilidades digitales.
También se han planteado inquietudes sobre cómo la prohibición podría fomentar un uso clandestino de estas plataformas, dificultando la supervisión y el diálogo entre jóvenes y adultos. Desde una perspectiva técnica, implementar sistemas de verificación de edad robustos podría requerir el uso de datos personales o biométricos, lo que plantea desafíos relacionados con la privacidad y la seguridad de la información.
Por otro lado, se cuestiona si prohibir el acceso realmente aborda los problemas subyacentes. Algunos expertos sugieren que sería más efectivo educar a los adolescentes sobre el uso responsable de las redes y fomentar su resiliencia ante los desafíos del entorno digital.
Posiciones de la industria tecnológica
Las grandes empresas tecnológicas han manifestado su disposición a respetar las restricciones que impongan los gobiernos, aunque han señalado la necesidad de un enfoque más equilibrado. Se han propuesto soluciones como la verificación de edad en las tiendas de aplicaciones o mediante inteligencia artificial, en lugar de medidas que podrían requerir la recopilación de datos sensibles.
Desde la industria también se advierte sobre el riesgo de que una prohibición total empuje a los jóvenes a plataformas no reguladas, incrementando los riesgos en lugar de mitigarlos. Estas organizaciones destacan la importancia de encontrar un equilibrio entre la protección de los menores y el acceso a herramientas digitales que también ofrecen beneficios. Desde ciertos sectores se apunta a la contradicción que supone vender los “beneficios” de unas plataformas que están pensadas para enganchar y que promueven un uso intensivo y constante.
En este sentido, la Senadora Sarah Hanson-Young se opuso a las nuevas normas en una entrevista reciente porque considera que es una solución “demasiado simple” que no aborda los problemas subyacentes. En lugar de prohibir el acceso, se deberían crear mecanismos de seguridad en línea, regulando los algoritmos “tóxicos” y la recolección de datos, y responsabilizando a las plataformas tecnológicas por el contenido peligroso.
En cuanto al tema de la salud mental, reconoce que las tasas de hospitalizaciones por problemas mentales han aumentado, especialmente entre las niñas, pero insiste en que la prohibición no es la solución. En su lugar, aboga por un enfoque más integral que incluya la educación y el acompañamiento de los padres.
Conclusión
La propuesta australiana ha puesto de manifiesto la complejidad de regular el uso de redes sociales por parte de los jóvenes. Aunque la medida busca protegerlos de riesgos conocidos, plantea interrogantes sobre su viabilidad, eficacia y posibles efectos colaterales.
Es fundamental un enfoque equilibrado que combine restricciones razonables con educación y apoyo para que los adolescentes aprendan a navegar el mundo digital de manera segura y responsable, con plena implicación de los padres, desde el mismo proceso de onboarding.
En un entorno global donde las redes sociales juegan un papel cada vez más relevante, el caso australiano podría sentar un precedente importante, ya sea como modelo de éxito o como punto de partida para un análisis más profundo.
1 Social Media and Youth Mental Health | The U.S. Surgeon General’s Advisory. 2023
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